A “David” (Mariano Fernández), le toca la ingrata tarea de desarmar el Estudio de su padre “Rafael”, que acaba de fallecer. Muebles, objetos, cajas llenas de papeles y carpetas, un inesperado e indeseado reencuentro con una figura paterna siempre distante, fría, reservada, cuya indiferencia dejó cicatrices en el corazón de David, quien nunca se sintió querido.

Entre tantos papeles, aparecen unas cartas de amor, dirigidas a su padre, de puño y letra de un tal “Juan” (Miguel Jordán). El contenido de esas misivas tan apasionadas sorprende a David, quien decide provocar un encuentro con Juan para obtener más información sobre esa relación clandestina, y sobre todo, más información sobre su enigmático padre.

Y en el transcurrir de ese encuentro, no siempre amable ni armonioso, el espectador va descubriendo la índole de “romance” que Juan y Rafael mantuvieron durante 30 años. Preferimos no revelar esa peculiaridad aquí, ya que se trata de una inesperada e interesante vuelta de tuerca de “Las heridas del viento” – del español Juan Carlos Rubio, dirigida por Gastón Marioni – un giro que devela una situación impensada, inaudita, difícil de digerir.

Domingo 26 de agosto última función de “Las heridas del viento”, por cuyo trabajo Miguel Jordán ganó un Premio Estrella de Mar el verano pasado. Teatro Estudio, calle 3 entre 39 y 40, 19.30 hs.