• Ñata, ¿probarías el sándwich por mí? Quiero jugar a ser Presidente.
  • ¿Se puede saber qué bicho te picó, Nelly?
  • ¿Por qué voy a ser menos que Putin? El trajo un veedor para probar la comida.
  • ¡Qué vivo! Y si está envenenada, que reviente el chabón, ¿no?
  • Obvio, no creo que le importe al ruso. No lo veo muy sensible.
  • ¿Y es cierto lo del inodoro de oro?
  • Sí, eso lo pidió el Príncipe heredero de Arabia Saudita.
  • Yo pregunto, la caquita del Príncipe ¿no es igual a la del resto de los mortales?
  • Creería que sí. El inodoro y el jonca nos iguala a todos, chicas. Muy democrático.
  • ¿El jonca?
  • ¡Claro! La última morada. De roble o de manzana, ahí iremos a parar todos, reyes y plebeyos, ricos y pobres, grasas y finolis.
  • No sé si fue una buena idea lo del G 20. Ya lo chorearon a un catedrático canadiense, ¿vieron? Frente al Luna Park.
  • Y cuando Macron bajó del avión, no estaba ni el loro esperándolo. Papelonazo.
  • ¡Mucho peor! Había un operario de chaleco amarillo,  y él pensó que era un archienemigo. Se pegó un jabonazo el franchute que ni les cuento!
  • Todos traen varios centenares de pechetos, autos blindados, y la mar en coche.
  • ¿Coches? ¡No! “Bestias”.
  • Lo de “Bestia” no me queda claro si se refiere al vehículo a sus ocupantes.
  • Miti-miti. Fifty-fifty. No sé si me explico. Así adentro como afuera.
  • Aunque no lo crean, las “Bestias”  ésas son gasoleras. Nada de nafta Premium. De cuarta
  • Trajeron decenas de francotiradores, aviones, helicópteros, armas, cocineros, mozos, una comitiva multitudinaria.
  • Hay problemas de cartel. El chino pidió marquesina: lugar destacado en la foto de conjunto. ¿Tendrá complejo de petiso?
  • El encuentro entre Trump y el chino va a ser peor que el frustrado partido River-Boca. ¡Arde Troya! Esos dos tipos pueden hacer explotar el planeta, ¿se dan cuenta?
  • Espero que se respete el protocolo a la hora del morfi. Que a nadie se le ocurra usar mondadientes, comer con la mano o usar los cubiertos equivocados.
  • Ojo que esas cosas son culturales. En algunos países eructar estruendosamente no sólo no está mal visto sino que se espera como un reconocimiento a la rica comida.
  • ¡Qué asquete! ¿Las flatulencias también están permitidas?
  • ¡Andá a saber!
  • Y las Primeras Damas ¿se juntarán a chusmear? ¡Cómo me gustaría espiarlas!
  • Seguro que hablan pestes de sus maridos.
  • No creo. Debe haber micrófonos hasta en el inodoro de oro del Príncipe.
  • También viene nuestra Máxima, la Reina de Holanda. ¡Qué paquetería!
  • ¡Qué cholula que sos! Loca por los Astros y por la realeza.
  • Y sí. Me encantaría codearme con ellas. Pero no tengo qué ponerme.
  • Aunque tengas, la ciudad está bloqueada. Te acercás a esos figurones y te dan un boleo en el traste que aterrizás en Colonia.  No te lo recomiendo.
  • Hablando de la realeza, Kate Middleton, la esposa del Príncipe William, está peleada con su cuñada, Meghan Markle, la flamante mujer de Harry. Parece que no se pueden ni ver.
  • Hay cuñadas jodidas. Ni hablar de las suegras. La familia política es un tema.
  • No quisiera amargarlas, pero ¿se dan cuenta que ya empezó diciembre? Se voló el año.
  • ¿Ya habremos tocado fondo? Ojalá podamos dar una patadita pata empezar a subir.
  • Dios te oiga. O Alá, o Buda, o Mahoma, o quien maneje los hilos.
  • Como decía elquetejedi con su tono cansino y monocorde: “Con fe, con optimismo, con esperanza” ¡Chin, chin!