• Chicas, ¿se enteraron de la nueva patología psicológica que se ha puesto de moda?
  • ¿La depre? ¿El bajón? ¿El pesimismo letal? ¿La ansiedad compulsiva? ¿Cuál de ellas, Doc?
  • Se llama FOMO, del inglés “fear of missing out”, que sería algo así como miedo a quedarse afuera.
  • ¿Afuera de qué?
  • Afuera de lo que importa. A perderse algo en las redes sociales, a no ser invitadas a un evento, a darse cuenta que todas las demás la están pasando bomba y vos te la estás perdiendo.
  • Ojo que lo que la mayoría muestra en las redes sociales es cuento chino. “Pour la gallerie”, para despertar amarilla envidia en el resto. Una puesta en escena berreta.
  • Lejos los más afectados por ese FOMO son nuestros patéticos candidatos, Betty. Todos quieren mordisquear algo, aunque sea un mendrugo o un pedazo de pan duro. Más de uno que aspiraba a Presidente se conforma hoy con un puesto de ordenanza.
  •  ¿Vieron que entre ellos se afanaron figuritas para armar las listas a último momento? Cero códigos estos muchachos. La materia “Ética” se la llevaron previa. A marzo.
  • Hablando de oscuridades, ¿cómo las trató el mega apagón?
  • Yo zafé, pero mi casa se convirtió en un albergue transitorio.
  • ¡Qué raro! Porque, sin ofender, vos sos bastante asexuada, Moni.
  • No entendés. Me invadieron la casa hijos, nietos, nueras, yernos, parientes lejanos. Un batallón.
  • ¿Y tenías lugar?
  • No, pero trajeron colchones y armamos un campamento gitano. Igual, el alivio duró poco, porque después también se me cortó la luz, con la casa intrusada.
  • ¿Y cómo se las ingeniaron para entretener a los chicos sin las malditas pantallas?
  • Por suerte yo guardé todos los juegos de mesa míos y de mis chicos. El Ludomatic, la Batalla Naval, el Bucanero, el Monopoly, el Scrabble, el Estanciero, Carrera de Mente, los dados, las Mil Millas, el TEG, los naipes, el dominó, el Juego de la Vida. Fue un volver a vivir a la luz de las velas.
  • Ahora que decís albergue transitorio, Moni, me acordé de lo que contó la novia del abogado hiper mediático sobre el cuartito sadomasoquista que tienen en su mansión.
  • ¡Me estás jodiendo!
  • ¡No! ¡Posta! Ella es fanática de “Cincuenta sombras de Grey”, y armó un sucucho pintado de rojo pasión, lleno de arneses, esposas, látigos, juguetitos eróticos, disfraces, antifaces, cotillón, lo que se les ocurra.
  • ¿Y qué hacen ahí?
  • ¿Qué te parece?  Seguro que al Ludo no juegan.
  • Pero pasada la novedad, no creo que lo frecuenten.
  • No creas. Si hasta tienen una especie de reglamento. Los viernes, por ejemplo, es ley.
  • ¿Y si no tienen ganas?
  • Se encierran igual. Se motivarán con algo. Alguna peli porno, vaya una a saber.
  • ¿Y también tienen estipulado el tiempo que deben permanecer ahí adentro?
  • ¡Porsu! Tres horas, como mínimo.
  • ¿Tres horas?!! ¿Duermen siesta? No jodamos, chicas. Con 5 minutos alcanza y sobra.
  • Para vos, pero ellos son vitales, jóvenes.
  • Ella es joven. El no tanto. Es cincuentón el leguleyo.
  • ¡Ay, bueno! Los 50 de ahora son los 20 ó 30 de antes.
  • ¿Y los sesenta nuestros?
  • Y, depende. Ostentamos distintos grados de conservación. Unas más, otras menos …
  • El sexo y la juventud estás sobrevaluados, chicas.
  • Olguita, me hacés acordar a “La Zorra y las Uvas”, ¿se acuerdan? La zorra hambrienta vio un delicioso racimo de uvas colgando de una parra. Como no pudo alcanzarlos, se justificó diciendo: “No las quiero. Están muy verdes”.
  • Y bueno. Como los candidatos. “En realidad, no quería ser Presidente. No crean que me borraron de un plumazo. Me bajé yo.”
  • Basta la salú. Ojo que julio te prepara y agosto te lleva. ¡Chin, chin!