• Chicas, con una mano en el corazón: ¿ustedes seguirían siendo amigas mías si yo cambiara de profesión?
  • ¿Cambiar de profesión? ¿A esta altura de la soirée? ¿No pensarás revolear la carterita, no, Sarita? No te veo de michifuz. No lo tomes a mal. Te lo digo bien.
  • ¡No! ¡Nada de eso! Estoy pensando en … hacerme amiga de lo ajeno. ¡Lo dije!
  • Hablá claro. No te hagas la enigmática. ¿Le querés afanar el marido a alguien?
  •  Yo el mío te lo regalo, Sari. Con moño y todo. Envuelto en papel celofán.
  • Afanar a secas. Eso quiero. Desde que me enteré que los presos ganan 46% más que los jubilados, y encima con casa y comida gratarola, ya lo tengo decidido. El Anses les garpa, ¿pueden creer?
  • Si es por eso, armemos una banda de jubi-chorras, y listo el pollo.
  • Ya nos ganaron de mano. “Bad information”. ¿No vieron el video de la Solano Lima: “Los jubi-presos”? La hicieron con la música de “Cielito Lindo”.
  • Yo en mi casa ya me siento presa. Puse rejas hasta en los inodoros. No sea cosa que entré alguien por las cloacas.
  • No sé si es suficiente robar, chicas. Porque ya se sabe que los chorros entran por una puerta y salen por la otra. Para ir presas, tendríamos que cometer delitos más graves. No sé. “Las envenenadoras del After Office”, algo así.
  • ¿No digo yo que Cambalache se ha convertido en nuestro Himno Nacional? Enrique Santos Discépolo la tenía clarísima.
  • “Hoy resulta que es lo mismo / ser derecho que traidor / ignorante, sabio, chorro / generoso estafador.” ¿Qué mejor descripción? Todo dicho.
  • Tarde, Sarita. Hemos hecho buena letra toda la vida. No te veo convertida en asesina serial sólo para que te engayolen. Ajo y agua, amiga.
  • ¡Pero no es justo, che! Yo laburé y aporté durante añares, para cobrar menos de 4 lucas. Y un preso, se lleva más de 6.  
  • Pero ojo que los presos que cobran sueldo, hacen tareas, eh!
  • ¿Y qué? ¿O yo no hago tareas en mi casa, que nadie reconoce? Limpio, lavo, plancho, cocino, hago los mandados, saco la basura, paseo al perro, le cambio las piedritas a los gatos, riego las plantas, crié hijos, cuido nietos, barro la vereda … Bah, eso no, por miedo a las entraderas. Ya corrí a escobazos a unos cuantos motochorros.
  • ¿No será que la Argentina es el Purgatorio, y nos espera el Reino de los Cielos?
  • ¡Tocáte la izquierda, mufa! A mí no me interesa pasar a mejor vida, sino disfrutar de ésta, mientras pueda. Y no me dejan.
  • No se enrosquen, chicas. No se den manija. Piensen en algo lindo. En Leo Di Caprio, por ejemplo, que está aquí nomás, en Ushuaia, filmando una peli. ¿No se comerían ese bomboncito?
  • Eso si te dejan acercarte. Tiene un batallón de orangutanes alrededor, que ni te cuento. Vino en vuelo privado, el muy bacán.
  • Yo haría la gran Amalia Granata, y me colaría en su habitación.
  • Y él te diría, en espanglish, “Sorry, abuelita, can I help you?”. Quedáte con la fantasía, Sari, que es menos frustrante, ¿sí? No te estroles.
  • ¿Por qué? ¿Acaso la Saccone no tiene un novio 25 años menor que ella?
  • Sí, pero ella está intacta de carrocería. Chiche joya, nunca taxi. Nosotras, en cambio, tendríamos que pasar por un sacabollos: chapa, pintura, carburación, alineación, balanceo… ¡Too much!
  • Triste. El único carozo a nuestro alcance es el amigo de Narizota. ¡Chin chin!