• Chicas, ¿yo escuché mal o volvió a la palestra el Fernández menos pensado?
  • ¿Cuál? ¿Guillermito, el tanguero? ¿Dónde se había ido?
  • No, otro. Don Bigotes.
  • ¿Es un enigmático? ¿Otra pista?
  • “La Morsa”, le decían.
  • ¡Noooo! ¡Me estás jodiendo! ¿Hannibal?!
  • El mismo que viste y calza.
  • Si decías “baúl”, lo sacaba de una. Pero, ¿no estaban distanciados?
  • Sí, re peleados. pero los amores y odios en la política son de mentiritas. Igual que en la farándula. Todo de utilería. Hoy te quiero, mañana te aborrezco, pasado mañana te necesito y te quiero otra vez.
  • ¿Y cuál es su cargo?
  • Interventor del Yacimiento Carbonífero de Río Turbio.
  • ¡Ah! Ahora entiendo! ¡Por eso es furor en las redes el hashtag “Turbio como Aníbal”!
  • Qué compañeros son los Fernández entre ellos, ¿no?
  • Siguen el consejo de Martín Fierro: “Los Fernández sean unidos …”
  • No le enmiendes la plana a José Hernández, hereje. ¡Qué tupé!
  • Podrían juntarse en la Rosada y proclamar: “Estamos todos. Pongan los fideos”.
  • ¿No era precandidato a concejal de Pinamar el año pasado?
  • Correcto. Pero su lista no pasó las internas, y ahora pasó de perro a escopeta. Otro nivel.
  • ¡Siempre las mismas caripelas! ¡Qué poco se renueva la clase política!
  • Chicas, no se hagan mala sangre. No vale la pena. Hay cosas peores.
  • ¿En serio, Vilma? ¿Cómo qué?
  • Y … como el virus ése que apareció en China, que se está desparramando a la velocidad de la luz.
  • ¡Ay, sí! ¡Miedito! ¡Es como la peste!
  • ¿La de Albert Camus? Te desasno. Esa novela está basada en la epidemia de cólera en la ciudad argelina de Orán a fines del siglo XIX. Porque plagas a lo largo de la historia han habido muchas.
  • La culpa la tienen Batman y sus secuaces. ¿A quién se le ocurre tomar sopa de murciélago?
  • Era considerada un manjar asiático, nena. ¿Quién iba a suponer?
  • Yo tengo uno en el taparrollo del living. Pero es autóctono el bicho. Y no pienso comerlo.
  • ¿Ustedes no tienen la sensación de que en cualquier momento se acaba el mundo?
  • ¡Ay, Nilda! ¡No seas apocalíptica!
  • Lo digo en serio, chicas. Entre el Coronavirus y otras mala hierbas; el Pato Donald que juega a los soldaditos mientras intenta que no lo destituyan; Putin con esa cara de pocos amigos; algún asteroide perdido que nos abolle las ideas; la amenaza de una guerra nuclear y de una Tercera Guerra Mundial … El planeta pende de un hilo.
  • O sea que hay que apurarse a tirar la chancleta.
  • No seas grasa. Mejor decí cumplir con las asignaturas pendientes.
  • Pero para eso se necesita más guita y menos años. Tarde piaste. “Too late”.
  • Este íspa es el mejor lugar para entrenarse en esas lides. Acostumbrados a vivir “sólo por hoy”, un día por vez. Satisfechas de llegar a casa sanas y salvas, sin que nos afanen en el camino. Con eso pareciera que nos conformamos. En eso le sacamos ventaja al primer mundo, donde la gente puede ahorrar, planear, proyectar, progresar, vivir tranquila, soñar con un futuro mejor. Los aryentain somos más resilientes que las cucarachas. Curtidos.
  • ¡Que no se diga! ¡Son un bajón ustedes! Tan mal no estamos. Todavía respiramos, que no es poco, y caminamos, aunque duela la osamenta. Siempre que llovió, paró, amigas.
  • Cierto. ¡A disfrutar mientras nos dé el cuero, que ya se fue enero! ¡Chin, chin!