“Un enemigo del pueblo”, de Henrik Ibsen. Adaptación, traducción, música original y dirección general: Lisandro Fiks. Elenco: Juan Leyrado, Raúl Rizzo, Edgardo Moreira, Viviana Puerta, Bruno Pedicone, Romina Fernándes. Escenografía y vestuario: Micaela Sleigh. Diseño de luces original: Agnese  Lozupone. Montaje y adaptación de luces en gira: Cecilia Font Nine. Director de montaje: Tatu Ravotti. Utilero: Jerónimo Tedeschi. Asistente de dirección: Luis Cicero. Producción: Carlos L. Mentasti, Juan Pelosi, Roni Isola. Producción general: Corinthian Media y Royal Cinema Group. Producción original del Complejo Teatral de Buenos Aires. Teatro Municipal Coliseo Podestá.

Indudablemente, con el descomunal dramaturgo noruego Henik Ibsen (1828-1906) nace el así llamado “teatro moderno”, el “teatro de ideas”. El rompe con la decadente tradición romántica imperante y traslada el teatro a los conflictos sociales de la época. El investigador León Mirlas lo define como “un estricto y severo moralista y un flagelador implacable de las injusticias sociales y de los crímenes contra el espíritu. Por eso les da un fuerte contenido ideológico a sus dramas y, en ese sentido, es también un precursor de George Bernard Shaw quien, con ser sarcástico, polémico y demoledor, no deja lacra sin señalar”.

En el texto original, el “Dr Thomas Stockman” advierte a las autoridades  que las aguas del balneario local están altamente contaminadas por una bacteria, razón por la cual – en su opinión- no se debe habilitar para el turismo. Eso desata la ira de los funcionarios y de los vecinos, que se verían seriamente perjudicados en sus respectivas actividades (hotelería, gastronomía, negocios etc). Todos prefieren ocultar este hecho, aunque corra riego la salud de los veraneantes y del pueblo entero.

Lisandro Fiks realizó una muy oportuna adaptación de la obra, situándola hoy en día en unas termas de una localidad de la Provincia de Buenos Aires. El denunciante (Leyrado), médico del pueblo, detectó en la temporada anterior diversas afecciones en ciertos pacientes, lo cual lo lleva a enviar una muestra del agua a un laboratorio de Buenos Aires, a fin de corroborar su hipótesis. El problema se plantea cuando su hermano (Rizzo), Intendente del  lugar, se opone férreamente a que la noticia se divulgue, ya que esto hablaría muy mal de su gestión. Era “vox populi” que él debió haber buscado una napa más profunda, puesto que las más superficiales habían sido afectadas por una curtiembre ya clausurada, propiedad del suegro del Dr Stockman, padre de “Juana” (Puerta), su mujer. “Velasco”, el Director del diario local (Moreira) – paradójicamente llamado “La Voz del Pueblo”- accede en principio a publicar el temido informe (enmendándole la plana previamente), no tanto para proteger a la gente sino para derrocar al Intendente en las próximas elecciones. “Victor”, el joven periodista a su cargo, parece escapar a la mezquindad generalizada, para luego mostrar la hilacha como el resto. Todos tienen intereses creados, personalísimos, con excepción del médico, que actúa de buena fe, y de su hija Paula (Fernándes), quien apoya incondicionalmente a su padre.

Asombra la dolorosa vigencia del planteo de “Un enemigo del Pueblo”, escrita en 1882. Ibsen descreía del comportamiento de las masas y priorizaba al individuo librepensador, que no se deja manipular ni por los medios, ni por los políticos, ni por los funcionarios de turno. La verdadera revolución debía partir del interior de cada uno. “No pensamos”, repite una y otra vez el personaje de Leyrado. “Somos pensados”.

Una verdadera “perlita” de la puesta en escena de Lisandro Fiks es la “asamblea”, con la platea del teatro oficiando de vecinos de la localidad, con voz y voto. De pronto, se encienden las luces de sala, y los personajes interactúan con el público, en un ida y vuelta muy interesante y provocador. Se rompe la cuarta pared y los espectadores se convierten en “el pueblo” que participa de la decisión a tomar. Atractivo e inesperado desafío para quienes disfrutaron de este espectáculo la noche del sábado en el mágico teatro Coliseo Podestá, convertido por un rato en Salón de Actos de un colegio.

El ritmo que Fiks le imprime a la pieza no decae en ningún momento. Los diálogos son ágiles, picaditos, creíbles. Dentro de un elenco homogéneo, sin fisuras, destacamos la contundente composición del inescrupuloso Intendente, a cargo de Raúl Rizzo, tan parecido a tantos funcionarios que conocemos. Edgardo Moreira encarna con ironía y sarcasmo al acomodaticio hombre de prensa, cuya cambiante ideología está puesta al servicio de su propia conveniencia.

¿Qué decir de Juan Leyrado en la piel de este individuo tironeado entre su conciencia, su escala de valores, su ética impoluta y la insostenible presión de los demás, dispuestos a crucificarlo por su “traición” a los intereses colectivos? Enorme labor de un actor todo terreno, dueño de un extraordinario peso escénico, que otorga verdad a cada una de sus palabras y gestos.

Dicho sea de paso, recuerdo a otro enorme actor que ya se fue de gira, Ernesto Bianco, protagonizando “Un enemigo del Pueblo” en 1972 en el Teatro San Martín, junto a “monstruos” como Héctor Alterio, Jorge Rivera López, Beto Gianola, Alicia Berdaxágar, entre otros grandes de la escena nacional.

La escenografía de Micaela Sleigh recrea con acierto y funcionalidad los distintos ambientes en que se desarrolla la acción.

El valor agregado de la función del sábado 18 de agosto en el Coliseo Podestá fue el festejo de cumpleaños del protagonista, quien confesó emocionado ante un público de pie que él nace cada vez que se sube a un escenario, su lugar en el mundo. Las pruebas al canto. ¡Chapeau!

Afortunadamente, la obra tiene prevista una temporada de verano en el Teatro Provincial de Mar del plata. Para no perdérsela.